martes, 4 de enero de 2011

Soñar



Para mí, una de las ventajas de las vacaciones, es que me permite soñar; mejor dicho, me permite recordar el sueño. Cuando escribo "soñar" no me refiero a concebir ideales, sino a la extraña experiencia de ver mientras se duerme. Siempre se sueña, pero casi siempre se olvida el sueño. La conciencia alerta, aprehensiva y con prisa, pero sobre todo, angustiada por los oscuros callejones de nuestra mente, tiende un velo sobre el contenido del sueño porque nos demoraríamos pasmados, en descifrarlo. Addison, citado por Borges, "ha observado que el alma humana, cuando sueña, desembarazada del cuerpo, es a la vez el tatro, los actores y el auditorio". Lo incómodo es cuando el sueño adquiere la forma de pesadilla. "Si un tigre entrara en este cuarto -Borges de nuevo-, sentiríamos miedo; si sentimos miedo en el sueño, engendramos un tigre." ¿Por qué soñamos? El sueño digiere lo que no pudo tolerar, comprender, asimilar, concluir la conciencia diurna. Durante el sueño, el lenguaje y las imágenes quedan libres de las conexiones lógicas que las atan durante el día; una especie de música o melodía que fluye en nuestra mente, las va conectando al soñar, como el video conecta los arabescos al piano de Claude Debussy.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Soñar contigo.

Anónimo dijo...

pos sigue soñando

M dijo...

Estimado Falcón, excelente elección.

Comparto con ustedes dos enlaces magníficos en el mismo tenor del video que publicaste, dos obras maestras sin duda.

http://www.youtube.com/watch?v=ipzR9bhei_o
http://www.youtube.com/watch?v=6s0Mp7LFI-k