Trae cola

Cohete viene del catalán coet, vocablo que proviene de coe, coa, coda, cauda o cola de lumbre que deja la trayectoria del tubito relleno de pólvora lanzado al cielo. La terminación -ete indica el diminutivo. La hache (h) intermedia sirve para separar la o de la e; sin embargo, con la pronunciación descuidada y frecuente, se tiende a suprimir la hache y a diptongar: cuete.
Incluso, por extensión, el significado de cohete se convierte en borracho: "el chavo anda bien cuete"; en el sentido de que, igual que el cohete, estalla la conciencia; en un caso, debido a la pólvora; en el otro, al alcohol. La fascinación por los cohetes que iluminan el cielo nocturno, quizá se relacione con el asombro que desde siempre ha producido en los humanos, la luz de las estrellas. Y la fascinación del ebrio o cuete por el licor, quizá se deba a la desinhibición que produce el alcohol, vista como una liberación del rigor de la conciencia alerta. De ahí también quizá el gusto por el reventón o la afición a reventar cada fin de semana, cual cohete en el aire, la mente y los sentidos.
En el tránsito de un año a otro, se suele recurrir al cohete y al cuete, con la premisa nostálgica de que algo se acabó y la alegría frenética de que, no obstante, algo comenzó. Así, de modo un tanto infantil, se le otorgan poderes generosos al Año entrante: "que el 2011 te conceda salud, dinero, amor, felicidad,... ", como si dicho Año fuese el propietario de una gran bodega que contuviese dichos elementos que son más bien, buenos deseos (wishful thinking) que ya habrán de someterse luego al duro tamiz de la realidad.
Se trata entonces de celebrar más bien, una medida artificial del tiempo que marca el calendario, pues el tiempo, con o sin cohetes y cuetes, es una dimensión que siempre ha estado en el mundo desde antes de relojes y calendarios. Los seres humanos, con la muerte enfrente, se han tomado la tarea de dividir el tiempo en secuencias, segundos, horas, días, meses, años,... sin saber, en rigor, qué es exactamente lo que están midiendo. Los budistas, por ejemplo, afirman que el tiempo no existe, es una mera ilusión. Los cristianos hablan de eternidad o infinito, de concebir un tiempo sin medida: ¿será posible?

El instante
-JLBorges

¿Dónde estarán los siglos, dónde el sueño
de espadas que los tártaros soñaron,
dónde los fuertes muros que allanaron,
dónde el Árbol de Adán y el otro Leño?
El presente está solo. La memoria
erige el tiempo. Sucesión y engaño
es la rutina del reloj. El año
no es menos vano que la vana historia.
Entre el alba y la noche hay un abismo
de agonías de luces, de cuidados;
el rostro que se mira en los gastados
espejos de la noche no es el mismo.
El hoy fugaz es tenue y es eterno;
otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.

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Conviene empero, proceder con cautela en las hondas reflexiones sobre las dimensiones el universo, del espacio y del tiempo, pues profundizar sin límites provoca tal vértigo que se corre el riesgo de desembocar en el pensamiento religioso, inventándose ideas como la de "Dios" para explicar todo lo incomprensible. En ese sentido, no hay que olvidar uno de los ingredientes esenciales de la condición humana: el sentido del humor que siempre hace más ligero el tránsito de la vida.

Vengo de no sé dónde,
Soy no sé quién,
Muero no sé cuándo,
Voy a no sé dónde.
Me asombro de estar tan alegre.

-Martinus von Biberach