miércoles, 12 de enero de 2011

Debate maniqueo

Intelectuales comprometidos
'El asalto a la razón', Carlos Marín, 01-12-011
Lástima: la iniciativa del cartonista Rius (Eduardo del Río), que dio a conocer antier La Jornada como arranque de la campaña ¡Basta de sangre!, fue de inmediato usada por algunos intelectuales para propalar la mentira de que la narcoviolencia es causada por lo que llaman “la guerra de Calderón”.
Ni una palabra dedican a los homicidas que secuestran, balacean, degüellan, descuartizan o pozolean a sus víctimas; ninguno secunda el reclamo de Héctor Aguilar Camín a quienes descalifican “la estrategia” calderoniana contra la delincuencia organizada, pero no se atreven contra “los hijos de puta” causantes de la mayoría de los 30 mil o más asesinatos que van.
De Víctor Flores Olea (La Jornada de ayer) esta vacilada:

…la gran duda en el corazón (sic) de muchos mexicanos es la de si haber sacado al Ejército de sus cuarteles tiene otros fines, como simplemente mantener el poder del PAN en el gobierno y, desde luego, sostener el poder de los ricos en México y la situación de miseria.

Sí, Chucha.
La reflexión es tan sólida… y peligrosa como una gelatina envenenada.
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Los “hijos de puta” comienzan a ganar la guerra
'La historia en breve', Ciro Gómez Leyva, 01-12-011
Es sólo una encuesta telefónica aplicada a 600 personas. Pero es también un mazazo que descubre un estado anímico. Preguntó ayer el Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) si un pacto de alto al fuego con los narcotraficantes podría disminuir la violencia: 55 por ciento de los consultados respondieron que sí. Son mayoría.
Preguntó también quién es el principal responsable de la violencia que agobia a México: 46 por ciento respondió que las autoridades; sólo 36 por ciento, los criminales.
En esta intemperie, mentes lúcidas que han narrado la violencia, como el escritor Elmer Mendoza, dicen: “Sin que el gobierno pierda el estatus, urge una negociación, algo que sería natural dada la situación actual”.
¿Negociar qué? La encuesta del GCE da una pista: 1. Protección a las familias de los criminales; 2. Eliminar figuras como el arraigo y la extradición; 3. Territorios de acción.
Resulta, entonces, que llegó el momento de confiar en la palabra de La Tuta, sentarse con Los Zetas, establecer límites geográficos a los cárteles del Golfo y el Pacífico, supervisar la reconstitución de los Beltrán Leyva, determinar qué sí podrán hacer las desalmadas pandillas de Juárez, acordar con los sicarios de Guerrero que maten, pero no decapiten.
Qué confusión tan colosal se está gestando. Ante ella, me refugio en el norte que trazó Héctor Aguilar Camín hace un año, luego de la matanza de jóvenes en Villas de Salvarcar: “No hay una condena moral sistemática contra los asesinos, que son los responsables de la sangre y de las ejecuciones y de los decapitados. ¡Esos son los hijos de puta! ¡Volteemonos contra ellos! Y reclamémosle al Estado, obviamente, ser tan ineficaz con la seguridad que está obligado a dar. Pero los hijos de puta, son los hijos de puta”.
Esos son.
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No a la estrategia presidencial y no a los sicarios.
- Manuel Falcón

Ante la espiral de crímenes en el país, sobre todo los de la 'Guerra' contra el Narco, el caricaturista Rius propuso el siguiente eslogan: "¡No + sangre!" (y no, como redactó Marín: ¡Basta de sangre!). A algunos nos pareció un reclamo justo, pero vago, casi un eufemismo, pues resulta evidente que dicho eslogan surge en el contexto del sexenio actual, es decir, en medio de la estrategia sexenal del presidente Calderón de echar el ejército a las calles a perseguir narcotraficantes.

¿A quién va dirigida la demanda de ¡No + sangre!? ¿A los capos del narcotráfico o, en rigor, a sus sicarios? Si el trabajo de éstos consiste en cobrar precisamente por derramar sangre, suponemos que Rius y quienes secundan el llamado, no pensaron ingenuamente en los gatilleros profesionales como los interlocutores válidos. Entonces, ¿el eslogan se dirige al gobierno? En rigor, ¿a la estrategia presidencial de lanzar a las calles, entre la población civil, al ejército y la marina, a balacear y capturar narcos? Quienes tienen la obligación de escuchar a los ciudadanos son precisamente los funcionarios de gobierno; parece lógico entonces suponer que el eslogan de Rius, se diseñó teniendo en mente como interlocutor válido al gobierno y sus fuerzas públicas. ¿Por qué entonces no escribirlo así, de manera directa? En mi caricatura de antier lo propuse: "¡Ya párale a tu Guerra, felipito!".

Ahora bien, denunciar la estrategia militar contra las drogas, que a muchos nos pareció errónea desde el comienzo (pues el ejército no es policía), no significa en automático, ser cómplice de los narcos. Quienes lo ven así, se encuentran atrapados en la visión maniquea que formuló Calderón desde el principio (los Diálogos por la Seguridad vendrían mucho después), incluso disfrazado de militar: los Narcos que venden las drogas malas son los malos; yo, Felipe y mis guerreros, porque somos los buenos, declaramos la guerra a los malos. Por tanto, quienes critiquen a Felipe y a sus guerreros buenos, son cómplices de los Narcos malos; aun más: son cobardes que prefieren negociar con ellos en vez de hacerles la guerra. ¿De veras es así de simplote el razonamiento; en blanco y negro, el Bien contra el Mal, sin matices?

Pedir al Presidente que pare su guerra significa que se desconfía no sólo de su intención inicial de legitimarse y blindarse (el atuendo de soldadito fue un acto fallido elocuente), sino que se desconfía también del sistema judicial mexicano. Es un hecho la corrupción de los jueces (atrapan a un sicario y sale al mes, por falta de pruebas); resulta evidente la corrupción de las policías municipales y estatales (asesinan a un candidato a gobernador en Tamaulipas y no hay un solo sospechoso; elementos de la Marina ejecutan a Nacho Coronel, justo el día en que el presidente Felipe viene a inaugurar el estadio de Vergara, y no hay ni un solo sospechoso de complicidad con el capo que vivía a cuerpo de rey en una de las mejores colonias de Guadalajara); los gobernadores y sus procuradores, ¿no son corruptos, son dignos de confianza? Las cárceles son nidos de corrupción (capturan al Chapo y sale caminando de Puente Grande; se fugan por la puerta principal, con el director del penal como guía de turistas, 151 reos en Nuevo Laredo, Tamaulipas); ¿de veras el mando único de Genaro García Luna resolvería la corrupción de las policías municipales y estatales?

Si el presidente Felipe no ataca de manera frontal -sin negociar- la corrupción de los funcionarios públicos, como punto de partida, como prioridad básica para asegurar la eficacia de todas sus estrategias belicosas, ¿por qué hay que aceptar a ciegas la legitimidad y eficacia de su estrategia de convertir a las Fuerzas Armadas en policías de Narcos? Azuzar el panal de capos y sicarios sin enfrentar la corrupción del gobierno, es tanto como emplear al sheriff pillo para que capture a los pillos. ¿Cuánto puede durar una estrategia así: seis años?

No se está entonces, a favor de los Narcos cuando se critica la estrategia del Presidente; no se cree por ende, en la propaganda de que Felipe y sus guerreros buenos le van ganando la guerra a los Narcos malos. Sería tanto como creerle de veras, que es el presidente del empleo.

No contribuye -más bien, lo ahuyenta-, sin embargo, al debate el uso de un lenguaje propio de bravata machista. Marín y Gómez Leyva recuerdan muy bien la interjección de Aguilar Camín: los hijos de puta; sin embargo, no recuerdan la propuesta clave contra el narcotráfico del mismo Aguilar Camín: legalizar las drogas. Dicha propuesta es el origen y fondo del verdadero debate. El presidente Felipe rechazó contundente la fórmula de Aguilar Camín. Entonces, ¿se deprimirá muchísimo el pozolero y se hervirá a sí mismo cuando le gritemos todos a coro, hijo de puta? Luego de atrevernos a lanzarle una condena moral sistemática, ¿volverá el Chapo contrito a Puente Grande?

Posdata-
"Existe una conexión obvia entre la “guerra contra el crimen organizado” y el repunte de la violencia asesina. Más aún: ahí donde el gobierno federal ha desplegado tropas, los homicidios han escalado con mayor dramatismo. El caso de Chihuahua es terrible: antes de los operativos la tasa de homicidios en el estado era 19.6 por cada cien mil habitantes. Tras los operativos, el índice brincó en 2008 a 75.2 y en 2009 a 108.5 homicidios por cada cien mil habitantes. El desplazamiento de los cuerpos policiacos locales (sin duda corrompidos por los narcotraficantes) ha tenido efectos siniestros. (...) No es que la muerte tenga permiso en México. La muerte da permiso. La muerte autoriza la muerte. El homicidio que carece de consecuencias, el que se exhibe ostentosamente como mecanismo impune para resolver los conflictos, es invitación al homicidio. México dio en 2008 una vuelta en sentido contrario en la senda de la civilización. Seguimos avanzando en la ruta de la barbarie."
-Jesús Silva-Herzog

5 comentarios:

Dr. Gustavo Delgadillo dijo...

espero no te corran de Milenio

Anónimo dijo...

No + sangre, la verdad.

Eso de sentirse el escuadrón presidencial de superhéroes guapos en plena lucha contra los archivillanos feos, prietos, descreídos y nacos es muy reminiscente de Bush y su Guerra del Terror. De hecho, podríamos decir que Calderón ha perfeccionado la táctica gringa a tal grado que el sarcasmo se pierde y el pesimismo nos obliga a decir con caras largas que, efectivamente, vivimos una verdadera Guerra del Terror, en donde los que pierden son los ciudadanos desarmados.

La clase política vive en sus cotos privados, como lores feudales en sus castillos amurallados (con todo y foso). La clase militar sólo sufre en sus estratos más bajos. Los delincuentes tienen suficiente personal y armamento para contestarle el fuego a un batallón del ejército mexicano (en algunos estados, el narco podría ser más fuerte que el ejército). Incluso cuentan con informantes dentro del ejército para anticipar los golpes y así prepararse mejor, o de plano para pelarse si no pueden o no les conviene liarse a balazos.

¿Qué puede hacer la cuarta "casta" de la sociedad mexicana, o sea, los civiles? Aliarse con los criminales sería un desastre, pero pues ya vivimos en un desastre de todos modos... ¿Qué opción nos queda? Exigir un cambio político por medio de la acción ciudadana no es realista, no mientras Televisa y TV Azteca mantengan apendejados a los ciudadanos. Los interesados somos muy pocos...

Jules dijo...

Bueno Falcón, un interlocutor con el narco podría haber sido el mismo Scherer, hasta se tomó fotos con el Mayo, ¿no?

Y curioso que Rius en el 68 llamaba a matar soldados, pero cuando se trata de narcos, hay que ver "otras opciones", ¡ja ja!

Daniel Glez. S. dijo...

Quizá el Chapo no se retire de su actividad solo porque la sociedad lo condene, pero un chavo de 12 años que vea como la gente condena al narco seguro pensara mejor antes de meterse después a uno de estos grups criminales.
En cambio, si no se les condena, si se les presenta como los buenos, no es de extrañar que cada vez mas chamacos se metan a arriesgar la vida, y destruir otras, con los narcos.
Condenar los crimenes del narco y llamarles a los Hijos de Puta por su nombre no los va a detener, pero sí quizá a muchos jóvenes que todavía no se enrolan en sus filas.

Jules dijo...

Estimado Falcón:
Mira, "Indignación Miope" del mismo Jesús Silva-Herzog Márquez...

http://blogjesussilvaherzogm.typepad.com/el_blog_de_jess_silva_her/2011/01/indignaci%C3%B3n-miope.html