sábado, 6 de octubre de 2012

Sobre croar en público... o en privado

Para competir con los estudios de animación de Disney, los hermanos Warner contrataron a dibujantes extraordinarios que además de que sí podían firmar los dibujos con su nombre (Disney aun cuando no era él quien dibujaba, sólo autorizaba su apellido como autor), podían dar rienda suelta a su imaginación sin estar sujetos a un storyboard prefijado por el director. Su recurso más usual fue la parodia. Así como Disney creó las Silly Symphonies ('Sinfonías bobas'), los Warner Brothers crearon las Looney Tunes ('Melodías lunáticas') que se convirtieron más tarde, en Merrie Melodies ('Melodías alegres') cuya época de oro fue de 1930 a 1955.

La reconocida como obra maestra de animación del estudio Warner -dirigida por Chuck Jones con guión de Michael Maltese- se titula One Froggy Evening ('Una tarde de ranas', 'Tarde ranil' o más cerca del juego de palabras: 'Una tarde rana' con el sentido de 'rara' ) y fue un reto que se propusieron los animadores: hacer una caricatura sin diálogos; es decir, sólo con música y pantomima como en la era del cine mudo. Lo anecdótico es que el guión partió de una historia real. Pues en 1897, en la piedra angular del edificio en construcción de la Corte de Texas, como un desafío (mensaje en la botella lanzada al mar) al paso del tiempo, se guardó un cofrecito y un camaleón vivo. Muchos años más tarde, en 1928, cuando el edificio estaba a punto de ser demolido, se descubrió el cofre y el camaleón... ¡vivo! Sin preocuparse por la veracidad del hallazgo, Michael Maltese, readaptó la historia con una rana como protagonista: Michigan J. Frog, bautizada así por la segunda canción que aparece en el cortometraje: Michigan Rag.
One Froggy Evening puede interpretarse como una fábula sobre la codicia de los representantes de los artistas, pero posee también cierto trasfondo psicológico. Adviértase que la rana sólo puede cantar ante su descubridor, pero no ante el público. Como cuando el niño busca la admiración del papá o de la mamá. Es decir, se trata de la dificultad, y a veces imposibilidad, de ser espontáneos, de actuar naturales, cuando somos observados por extraños, cuando la atmósfera no es afectiva o familiar. Pues ante personas cuya empatía no está garantizada, surge el temor de hacer el ridículo y, en caso extremo, el pánico escénico ¡Cuántos proyectos personales artísticos se frustran por el temor al qué dirán ! One Froggy Evening es también ejemplo del arte por el arte. Es decir, la rana canta sólo por cantar: no le interesa la fama ni el éxito, por ende, el público sale sobrando.
La historia abarca cien años: desde el momento en que el trabajador abre la caja en 1956 (año por cierto, del cortometraje) hasta 2056; esto es, del siglo XX al XXI, el que cursamos en estos momentos.



La canción con la que abre su actuación la rana, se compuso en 1892, fecha que aparece en la nota del edificio que está por demolerse. El tema musical alude a una relación amorosa a través del nuevo invento de la época: el teléfono que es diríamos ahora, fijo. La voz del cantante es la de Bert Williams, un popular showman negro de los años veintes que aparecía en el escenario con bastón y sombrero de copa.

Hello! ma baby
Hello! ma honey
Hello! ma ragtime gal
Send me a kiss by wire
Baby, ma heart's on fire!
If you refuse me
Honey, you'll lose me
Then you'll be left alone
Oh, baby, telephone
And tell me I'm your own!

2 comentarios:

Nubia dijo...

Me encantan estas caricaturas. Es extraordinario ver cómo se imaginaban la vida después del año dos mil, con naves espaciales, tipo los Supersonicos; quien sabe si en 44 años, 2056, sea de esa forma.

Sergio dijo...

y qué tal de profética la frase de "send me a kiss by wire" muchos años después los Pet Shop Boys los pusieron en una de sus canciones, "send me an e-mail that says I love you.