La observación consignada en la presente blogonave el pasado jueves 6 de noviembre, en la entrada titulada 'Vis piromaníaca' (autocita: "los
árboles talados impiden ver el bosque/ que muchos sueñan incendiado. El problema -de Ayotzinapa y de fondo- es la representatividad política, sobre todo, de las
izquierdas mexicanas, con o sin partido") se reitera ahora con mayor razón a propósito de la salida de Cuauhtémoc Cárdenas (líder moral) del PRD, una verdadera ocasión desperdiciada para el debate público con Carlos Navarrete (líder no moral votado) para que los autodenominados actores de izquierda la descifraran a ésta o por lo menos hubiesen regalado pistas al respecto: verbigracia, ¿de dónde es la adusta máscara michoacana del ingeniero? ¿Navarrete peina su bigote con cepillo de dientes? ¿Seguirá siendo sol azteca o ahora maya? En suma:
¿Qué es la izquierda mexicana (o dígase en plural) hoy en día?
La pregunta han de responderla incluso las izquierdas libertarias o libérrimas (anti-Estado, antipartidos, antiestablishment, antiautocrítica y autogestionarios -"para evitar que haya alguien detrás de mí manipulándome o patrocinándome, camino en círculos"), pues se requiere reelaborar el discurso político crítico -no todo se reduce a movilizaciones e hiperactivismo de protesta- , ocuparse en reescribir el guión de la izquierda mexicana del siglo XXI para comprender a fondo la crisis de poder que se vive ya desde hace varios sexenios en México. Ya que, si no es de las izquierdas, ¿de dónde más puede surgir una oposición pensante, reflexiva, intelectual; esto es, no sólo pragmática ("soy de izquierda diurna porque de noche me acuesto con la derecha en pos del huesito")?
La insuficiencia del manual maniqueo del Pueblo Bueno contra el Gobierno Malo/Corrupto; o de la Mafia en el Poder contra el Pueblo (dígnense a definir con rigor las palabras "pueblo", "bueno", "mafia", "gobierno malo", "corrupto" ¿O no es tiempo de matices ya me voy a la manifestacion?), desemboca siempre de vez en vez, de crisis coyunturales en crisis descoyuntadas, en situaciones bipolares con pasiones encendidas entre dos bandos confrontados sin intersticios posibles: "grita o sal de la marcha". Y si al problema de representatividad política (incluidos los líderes -de la cada vez más numerosa familia- morales, los caudillos con cauda de cometa y los auténticos voceros del Pueblo) se añade el problema económico de la coexistencia forzada con la Iniciativa Privada de Narcotraficantes, los Comerciantes Ambulantes que apenas sacan para el (cuerno de) chivo, los Socios de las PYMES trasnacionales subsidiarias de 'Capitalismo Salvaje, S. A. de C. V.', el panorama se torna aún más complejo y entonces no resulta tan fácil "explicarlo" en términos maniqueos: "ya sé que el Gobierno/el Presidente es siempre el Villano, pero con los narcos dime quiénes son los buenos y quiénes los malos".
A propósito del centenario de José Revueltas, se publicó un texto sugestivo, estimulante, cuyo título parodia la tesis del mismo Revueltas: Breve ensayo sobre una cabeza sin proletariado, escrito por Alberto Fernández (candidato a doctor en ciencias políticas en la New School for Social Research). Antes de extraer algunos fragmentos significativos, atiéndase la introducción:
"En 1962, José Revueltas decidió sistematizar las observaciones sobre el
Partido Comunista que venía haciendo desde principios de la década de
1930 y así nos legó una de las imágenes más poderosas de la izquierda
mexicana en el siglo XX: un
proletariado templado en las recientes batallas de la Revolución y la
consolidación del régimen surgido de ella, un "coloso" que aparece listo
y ansioso por ser encabezado hacia su victorioso destino
revolucionario, y un grupúsculo informe que fracasa una y otra vez en
cumplir con su deber de conformarse y actuar como cabeza del organismo
que aguarda su conducción. Medio siglo después, la imagen que se perfila
es la inversa: una cabeza formada por la agregación de las múltiples
voces de la comentocracia de los medios de izquierda, políticos y
activistas en permanente estado de movilización, una autodesignada
vanguardia moral que reclama para sí una legitimidad política que niega a
otros actores y que, pese a su ubicuidad y estridencia, no encuentra
–ni es capaz de imaginar– un proletariado (es decir, un sujeto social) que ponga en marcha sus designios para la transformación del país."
En cuanto a liderazgos y representatividad se indica más adelante:
"(...) la cabeza contemporánea es teóricamente incapaz de producir sus propias
filas. No tiene una perspectiva verdaderamente crítica sobre la
explotación social de nuestro tiempo ni puede vislumbrar los sujetos y
modalidades de la emancipación" (...) "la falta de una teoría o relato
que la justifique y le dé coherencia en tanto proyecto de cambio
radical, cimiente bien la cuestión de la legitimidad de los actores
sociales y avance la imagen que plantea como alternativa al statu quo" (...) "la izquierda mexicana carece de una estructura intelectual que capture su significación transcendental" -pues- "hay en la izquierda radical un debate teórico pendiente sobre el espinoso asunto de las
modalidades y sujetos de la emancipación social" (...) "entre la socialdemocracia y el submundo de las sectas se encuentra el segmento mayoritario de la izquierda mexicana" (...) "autoerigidos en último reducto de moralidad política, los activistas
vanguardistas disfrazan su ineficacia política con el recurso fetichista
de la resistencia"
De la ausencia de un discurso crítico se pasa a la dizque acción:
"Como respuesta, la vanguardia de nuestros días no hace sino perseverar a
ciegas en su intento por movilizar a todo aquel que escucha,
condenándose a un ciclo de
indignación-denuncia-llamado-decepción-indignación... del que surge lo que
podemos llamar hiperactivismo de izquierda" (...) "su radicalidad se mide por su permanente estado de denuncia y
movilización y no por la profundidad de las transformaciones sociales
que propone" (...) "el actor que no tiene forma de comprender a los sujetos, los llama sólo a movilizarse a base de exabruptos de voluntarismo" (...) "Como el discurso postula una verdad autoevidente, sus enunciadores, que
la poseen, se erigen como los únicos actores políticos legítimos"
Sobre el hueco en la noción de 'izquierda':
"La muerte de Revueltas dejó un vacío intelectual que continúa hasta
nuestros días. El viraje del viejo Partido Comunista Mexicano hacia la
lucha por la democratización del sistema político nacional, que
significó abandonar los principios de la política revolucionaria
leninista, resultó de forma indirecta –con la confluencia de otras
expresiones del pensamiento político– en la emergencia, por primera vez
en nuestro país, de un corpus discursivo netamente socialdemócrata.
Exitosa en su labor de construcción institucional, especialmente en el
diseño y puesta en marcha de la estructura electoral durante la segunda
mitad de la década de 1990, la socialdemocracia mexicana aún lucha por
consolidar un polo partidista con significativo apoyo electoral. La
socialdemocracia, sin embargo, no agota todas las posibilidades de la
izquierda, sobre todo de la que se sigue planteando la crítica radical
del capitalismo contemporáneo."
Colofón redactado a la manera hitchcockiana de necesario suspense: dentro o fuera de partidos, la izquierda mexicana debe re-pensarse para que pueda exclamar: "continuará".
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