sábado, 13 de diciembre de 2014

Encuesta banquetera: "según su eficacia milagrosa, ¿qué virgen conviene más: la de Zapopan o la de Guadalupe?"

Parábola de la virgen provinciana y la virgen cosmopolita
-en Nuevo catecismo para indios remisos 

de Carlos Monsiváis


Una virgen provinciana viajó a la gran ciudad a despedirse de su proveedor anual de obras pías que creía tener una leve enfermedad. Mientras lo buscaba, una virgen cosmopolita se desconcertó ante su aspecto conventual y misericordioso. "¿Tú qué sabes hacer?", le preguntó con arrogancia. Tímida, la provinciana contestó: "Nunca tengo malos pensamientos, y sé hacer el bien, y me gusta consolar enfermos y..." La cosmopolita la miró de arriba abajo: "¿Y en cuántos idiomas te comunicas con los ángeles?" Reinó un silencio consternado. Animada por el éxito, prosiguió la feroz inquisidora: "¿Puedes resumirme tu idea del pecado en un aforismo brillante?" Tampoco hubo respuesta. Exaltada, segura de su mundano conocimiento de lo divino, gritó la virgen cosmopolita: "¡Que me parta un rayo si ésta no es la criatura más dejada de la mano de Dios que he conocido!" Se oyó un estruendo demoledor y a su término la virgen cosmopolita yacía en el suelo, partida literal y exactamente en seis porciones. Con un rezo entre dientes, la virgen provinciana se despidió con amabilidad de los restos simétricos, prometiéndose nunca desafiar, ni por broma, a cielo alguno.

 
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NADIE ENTRARE A ESTE LUGAR
SIN QUE AFIRME CON LA VIDA
QUE MARÍA FUE CONCEBIDA

SIN PECADO ORIGINAL

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12 de diciembre: La manda/ la gratitud 

La manda, la promesa, la oferta de llagas. De rodillas van hacia el Santuario, sangrando, desfalleciendo, mortificados en la carne, afligidos en el espíritu, ciegos a esa manta que la mujer, que el marido van colocando y disponiendo para atenuar el sufrimiento, vulcanizados por la gratitud. Te damos gracias, Virgen Santísima. El favor se va transformando en dolor. Y la llaga, la herida abierta, la punzante vibrante agónica sensación de estar siendo traspasado por una rebelión de la piel, por la incapacidad de la piel para resistir la embestida del Tentador, es el precio, el complemento de la gratitud. La llaga es una reliquia, una ofrenda, un rescate. Uno -liberal, izuierdista, no católico- columbra en la manda sólo la odisea del castigo inútil. Allí están, afligiéndose, desgarrándose, deshechos en la empresa de acceder a la Virgen por medio de la pena. ¿Hay estremecimientos del alma, hay vida espiritual en estos padecimientos? ¿Cómo saberlo? ¿Cómo no insistir en la afirmación liberal, izquierdista, no católica, que condena el fanatismo en nombre de la razón? ¿Y cómo demostrar en México las ventajas de la razón (proyecto) sobre el fanatismo (comunicación)? La manda se ha fundado en un accidente del cual se salió ileso o en un hijo paralítico que ahora duerme, con su sueño sobresaltado. La gratitud por el bien recibido, por el bien próximo, va definiendo la noción de pecado: pecado es haber nacido, pecado es seguir viviendo, pecado es la impotencia y pecado la paciencia, pecado haberle alzado la mano aa madre y pecado haber traído al mundo a estas infelices criaturas. El pueblo le corrige la sentencia a San Pablo: la paga del pecado no es la muerte sino la gratitud. Si le entregamos a la Virgen el agradecimiento del dolor, nos absolverá del pecado de seguir viviendo. ¿Y qué puede oponer el liberal Ignacio Ramírez, ateo, al magnicida Padre Pro, agradecido?

-C. Monsiváis en Días de Guardar

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  Diosa, 1999, Alfred Quiroz (arte chicano)

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