sábado, 17 de enero de 2015

Bergoglio: piensa 2 veces 2 antes de declarar

Je suis Charlie, su Santidad

 -Héctor E. Schamis

(...) Tampoco queda claro cómo limitar la libertad de expresión, según sugiere el Papa. En un Estado constitucional, esos límites los marca la ley. Mientras las expresiones en cuestión no inciten a la violencia, por lo general son legales, es decir, son libres. Uno puede criticar a Charlie Hebdo por su contenido, su insensibilidad, su ética y su estética, pero no en su legalidad. Salvo que el Sumo Pontífice proponga la necesidad de una reconfiguración legal, en el Estado francés no existen leyes contra la blasfemia, es un Estado secular. Sería un camino jurídico en pendiente y resbaladizo, ya que son leyes propias de sistemas políticos autoritarios, muchos de ellos teocracias.
Más aun, en la literatura sobre derechos humanos existe un fuerte consenso que las leyes contra la blasfemia invitan violaciones de derecho, más que proteger supuestos derechos. Curiosamente, los expertos también coinciden en que la libertad de expresión irrestricta es condición necesaria para la libertad religiosa. Cuando existen tales restricciones, las primeras víctimas son las minorías religiosas, justamente, como es el caso de los cristianos en muchos lugares del medio oriente, una minoría religiosa por cuyos derechos el propio Papa implora con frecuencia.
No es la libertad de expresión, entonces, lo que hay que limitar, sino el fundamentalismo. No es la burla lo que hay que restringir, sino la intolerancia. Normalizar la idea de que la ofensa de lo sagrado legitima una reacción, sólo puede llevarnos al mundo de la justicia por mano propia.

1 comentario:

elexploradordeloreal dijo...

Para el papa-perrucho tiene connotación el que le menten a su madre!! ¡pudes entenderlo! O debería decir (creer lo). No... Ya sé, le diré: ...que pacho pancho!!