lunes, 26 de enero de 2015

Juego para re-concentrase en la otra, en el otro/ O ¿se puede hacer el amor después de un jaque?

 
Faye Dunaway y Steve McQueen 
en The Thomas Crown Affair (traducida en México como 'Sociedad para el crimen'), 
1968, dirigida por Norman Jewison
"El juego no es la vida corriente, ésta se halla suspendida mientras se juega. El juego es otra cosa. El juego crea su propio mundo donde existe otro orden, otro espacio, otro tiempo. Un orden sin fin ni intención externa al propio juego, una actividad reversible, que puede volver a empezar siempre, eliminando los inevitables encadenamientos y consecuencias inexorables del sentido lineal y acumulativo de los actos. El juego separa, delimita, territorializa; al otro lado queda el curso habitual de la vida preocupado por su propia conservación y obtención de bienes útiles, sometido a la necesidad material de sobrevivir. Empero el juego penetra la vida real misma al dotarla de modelos, esquemas, ideales, estrategias (se juega "como si" fuese real; es decir, se inventa, se di-simula realidad), al imprimirle tensión y movimiento, al aportarle un estilo. El juego moviliza, transforma, enfrenta y así, reúne: inspira sentido de comunidad. Se convierte de ese modo en auténtica infraestructura social." 
-J. Huizinga

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